Si eres de los que aprecian un buen mejillón, entonces has llegado al lugar ideal. Los mejillones son un alimento muy especial porque tienen un gran valor nutricional. Éstos aportan muchísimas vitaminas, aminoácidos y minerales pero sin aportar prácticamente nada de grasa y con un sabor buenísimo.
Se pueden preparar casi de infinitas maneras o añadirlos en diferentes salpicones, arroces, pastas, guisos y mucho más. Por ello, se trata de un alimento muy apreciado que está presente en casi todos nuestros hogares y negocios. Además de esto, hoy vamos a hablarte sobre algunas curiosidades de este producto, ¡sigue leyendo!
Curiosidades sobre los mejillones congelados
¿Sabías que los mejillones viven en las rocas y pueden tener una vida muy larga de hasta siete décadas? Se alimentan por la filtración del agua llegando a filtrar hasta la increíble cantidad de 8 litros la hora, increíble, ¿verdad?
Si alguna vez te has preguntado por qué algunos mejillones son de color naranja intenso y otros son más blanquecinos, esto se debe a que los primeros son hembas y los segundos son macho. Cada mejillón hembra puede llegar a poner hasta diez millones de huevos, dependiendo de la temperatura en la que vivan.

Los mejillones congelados son un producto muy apreciado tanto en hogares como en hostelería, y son muy ricos en nutrientes como el potasio, el zinc, la vitamina A y C así como en ácidos grasos Omega 3. La buena noticia, es que los mejillones congelados conservan todas las propiedades de los mejillones frescos, así como su textura, pero con la ventaja de que su conservación se mantiene intacta durante más tiempo si respetamos la cadena de frío.
Además de los típicos guisos conocidos por todos como los mejillones rellenos o en salsa, los mejillones congelados también son ideales para incluir en guisos de cuchara, así como arroces, cremas de marisco y mucho más.
¿Cómo descongelar los mejillones?
Utilizar mejillones congelados en tu cocina es muy fácil, en muchos casos, como cuando los usamos en guisos o cremas no es necesario descongelarlos previamente. Para otras elaboraciones, como por ejemplo, un salpicón, sí se deben descongelar antes, ¡y es muy fácil! Solo hay que sumergirlos unos segundos en agua tibia con sal nada más sacarlos del congelador y dejarlos reposar a continuación, durante aproximadamente 5 minutos, entre 2 láminas de papel de cocina para que absorban los restos de escarcha y el exceso de humedad acumulada. ¡Y listo!
En MARODI contamos con mejillones congelados en varios formatos, especiales para que los uses en tus recetas favoritas. ¡No dudes en pedir información si lo necesitas! Puedes contactar con nosotros en nuestra página de contacto.